La sequía extrema y la presión internacional ponen a Chihuahua en el centro de un conflicto hídrico histórico. Este lunes, el Gobierno de México comenzará a entregar 249.163 millones de metros cúbicos de agua a Estados Unidos, tras el ultimátum de aranceles anunciado por la administración estadounidense si no se cumplía con el adeudo del Tratado de Aguas de 1944.
La medida ha generado preocupación entre autoridades y agricultores locales, quienes han rechazado en años recientes abrir presas clave como La Boquilla, El Granero y Las Vírgenes para abonar al pago del tratado. Las presas del estado presentan niveles críticos: La Boquilla al 38.33%, El Rejón al 43.32% y Luis L. León al 49.76%, reflejando la difícil situación de la región frente a la escasez de agua.

La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que se mantiene la “mejor disposición” de la gobernadora Maru Campos para cumplir con el acuerdo, priorizando al mismo tiempo la garantía del suministro a los chihuahuenses. Mientras tanto, la tensión aumenta entre la federación y los productores locales, que temen que la entrega del recurso afecte severamente la agricultura y la vida cotidiana en el estado.
