Tras ganar la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, el ex taekwondoín mexicano Víctor Estrada emprendió un camino lleno de cambios fuera del alto rendimiento, que incluyó su incursión en la política y el ámbito familiar. Con el paso del tiempo, tomó la decisión de mudarse a Estados Unidos junto a su familia, estableciéndose en Edinburg, Texas, donde actualmente reside como residente legal.
Fue precisamente en ese país donde surgió la oportunidad inesperada de convertirse en maestro de taekwondo, luego de hacerse cargo de una escuela tras la salida de su anterior instructor. Estrada reconoció que nunca se imaginó dedicándose a la enseñanza, ya que durante su etapa como atleta no había fungido como entrenador, lo que incluso generó incredulidad entre algunos alumnos al no creer que se trataba del propio medallista olímpico.
En el ámbito familiar, Víctor Estrada explicó que nunca presionó a sus hijas, Natalia y Victoria, para seguir sus pasos en el taekwondo, permitiéndoles explorar distintas disciplinas deportivas. Finalmente, ambas se inclinaron por el futbol, logrando destacar en fuerzas básicas femeniles, con experiencias en proyectos de la Liga MX Femenil y procesos de selección nacional juvenil.
Actualmente, Estrada continúa vinculado al taekwondo desde una nueva trinchera, al ser invitado a formar parte del consejo técnico de la Federación Mexicana de Taekwondo, junto al medallista olímpico Guillermo Pérez. Su labor estará enfocada en la reestructuración del alto rendimiento, con un proyecto colegiado que busca mejorar los resultados de esta disciplina a mediano y largo plazo.
