La polémica en torno al homicidio ocurrido en Riberas del Sacramento volvió a encenderse luego de que las autoridades salieran a marcar distancia del escándalo. Tras confirmarse que entre los detenidos hay un elemento activo y un exagente de la Guardia Nacional, la Fiscalía estatal salió a apagar el fuego asegurando que el crimen “no representa” a la institución, en un intento por contener el impacto del caso.
El tema fue llevado hasta la Mesa de Seguridad, donde se analizó el asesinato que terminó por exhibir a dos hombres ligados a una corporación federal ahora sentados en el banquillo de los acusados. Aunque las detenciones se realizaron en flagrancia, el mensaje oficial fue claro: se trata, dicen, de una conducta individual y no de un reflejo del uniforme que portaban o portaron.

Mientras las investigaciones continúan y los señalados enfrentan cargos por homicidio, el caso deja más preguntas que respuestas entre la ciudadanía. La Fiscalía insiste en que fue un hecho aislado, pero el daño a la percepción pública ya está hecho: un crimen, dos detenidos ligados a la Guardia Nacional y una institución obligada a deslindarse para evitar que el escándalo crezca.
