El 1 de noviembre en California no es una fecha más en el calendario. Es un llamado al pasado. Un día en que el nombre de Fernando Valenzuela se pronuncia con honores. Coincidencia o destino, los Dodgers podrían lograr el primer bicampeonato de su historia justo en la jornada que el estado dedica al hombre que transformó para siempre a la organización.
A un año de su muerte, Valenzuela sigue marcando los tiempos del beisbol angelino. La Serie Mundial se desplazó a Toronto, pero el espíritu del Toro pareció viajar con ellos. El viernes por la noche, los Dodgers ganaron el Juego 6 frente a los Blue Jays y forzaron el séptimo, en un día en que el zurdo de Sonora hubiera cumplido 65 años.
Fecha con honores
El Congreso de California aprobó en 2024 que cada 1 de noviembre sea el “Día de Fernando Valenzuela”. La propuesta de la asambleísta Sharon Quirk-Silva no se limitó a rendir tributo a un lanzador. Fue un reconocimiento a un fenómeno cultural que transformó a Los Ángeles y dio identidad a una generación de hispanos.
The state of California has declared Nov. 1 as «Fernando Valenzuela Day.» 💙 That’s the birthday of the late Dodgers pitching sensation.
— ABC7 Eyewitness News (@ABC7) August 27, 2025
California State Assemblymember Sharon Quirk-Silva introduced the measure to highlight the positive impact his legacy created in the Latino… pic.twitter.com/Q5C2rmRHmQ
Valenzuela fue más que un brazo zurdo con control hipnótico. Fue el primer rostro latino que el Dodger Stadium adoptó como suyo. En 1981, mientras su screwball desconcertaba a los bateadores, las gradas se llenaban de banderas tricolores, sombreros y mariachis. Quirk-Silva lo describió como una “fiesta colectiva” que unió culturas. La Fernandomanía no sólo fue un episodio deportivo. Fue un despertar social.
Por eso, cuando falleció el 22 de octubre de 2024, a los 63 años, la ciudad entera detuvo su respiración. Los Dodgers estaban a punto de disputar el clásico de otoño y cada lanzamiento llevaba una dedicatoria implícita. La Serie Mundial que conquistaron frente a los Yankees fue también su despedida. Hubo homenajes, pancartas, lágrimas y un número 34 que regresó al pecho de miles.
El duelo decisivo se disputará en la frontera del recuerdo. En el Día de Valenzuela, la organización californiana parece decidida a extender su homenaje un juego más.
El Toro nunca necesitó un final escrito. Su historia se cuenta sola cada vez que la pelota recorre el aire del Dodger Stadium. Si los Dodgers levantan el trofeo en este otoño que lleva su nombre, no será casualidad. Será continuidad. Porque hay figuras que no se despiden, sólo cambian de posición en el diamante.
