China lanzó una dura advertencia a Japón al asegurar que sufrirá una “derrota aplastante” si interviene militarmente en el tema de Taiwán. La tensión estalló después de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, afirmara en el parlamento que un eventual ataque chino contra la isla podría activar una respuesta militar de Tokio.
El conflicto escaló cuando el cónsul chino en Osaka publicó un comentario ofensivo contra Takaichi, lo que llevó a Japón a convocar al embajador chino por lo que calificó como declaraciones “sumamente inapropiadas”. Mientras algunos políticos japoneses piden la expulsión del diplomático, Tokio solo ha solicitado a Beijing que tome “medidas apropiadas”.
China respondió con críticas más severas: su Ministerio de Defensa acusó a Takaichi de ser irresponsable y advirtió que Japón pagará un “alto precio” si usa la fuerza en Taiwán. Además, Beijing convocó al embajador japonés —algo que no ocurría desde 2023— y expresó preocupación por el incremento del gasto militar japonés y su apertura a considerar submarinos nucleares. También recomendó a sus ciudadanos evitar viajar a Japón ante el deterioro de las relaciones.

Medios estatales chinos aprovecharon el episodio para atacar a Takaichi y a la derecha japonesa, acusándolos de intentar revivir el militarismo y minimizar los abusos cometidos por Japón antes y durante la Segunda Guerra Mundial, un tema que sigue siendo fuente de tensiones bilaterales.
La disputa ocurre en un contexto regional delicado: China considera a Taiwán como parte de su territorio y no descarta el uso de la fuerza, mientras que Japón, a poco más de 110 km de la isla y estrechamente vinculado a Estados Unidos, ve el estrecho como un corredor vital para su seguridad y comercio.
En paralelo, Beijing intensificó su ofensiva contra figuras taiwanesas independentistas, emitiendo avisos de arresto y recompensas que Taipéi rechaza por carecer de validez legal fuera de China. Japón, por su parte, reiteró que busca una solución pacífica mediante el diálogo.
