Tras más de seis horas de audiencia, un juez de control del Poder Judicial del Estado de México ordena iniciar proceso penal contra Brandon “N” y María Fernanda “N”, a quienes señalan por la desaparición del sacerdote Ernesto Baltazar Hernández Vilchis.
El juez considera que existen elementos suficientes para abrir el caso y fija un plazo de tres meses para concluir la investigación complementaria.
Durante la diligencia, realizada de manera privada, María Fernanda “N” afirma que agentes de la Fiscalía del Estado de México ejercen tortura en su detención.
Ante esta declaración, solicita al juez una explicación del Protocolo de Estambul, herramienta internacional que establece criterios para revisar posibles actos de tortura.
Esta resolución marca la primera vinculación relacionada con la desaparición del sacerdote.
Nueva audiencia el viernes
Para el viernes se programa otra audiencia donde Brandon “N”, María Fernanda “N” y Fátima “N” enfrentarán nuevas imputaciones por homicidio calificado, pues las autoridades consideran que el crimen se desarrolla con ventaja y traición.
Relación previa y presunto plan
Tras detener a Fátima “N”, la Fiscalía revela que ella y el sacerdote mantenían una relación íntima desde hace un año; la mujer trabajaba como escort.
El 29 de octubre ambos se reúnen en un hotel y luego se trasladan a un domicilio en Tultitlán, donde se encontraba Brandon “N”. Los tres conviven hasta que, según la investigación, Fátima le da gotas de Clonazepam al sacerdote con el fin de dormirlo y robarlo.
Sin embargo, cuando Brandon se coloca encima de Ernesto, este despierta y ambos forcejean, hasta que recibe un golpe en la cabeza que le causa la muerte.
Ocultan el cuerpo y buscan vender el auto
Después del homicidio llega María Fernanda “N”, pareja de Brandon, quien ayuda a guardar el cuerpo en bolsas y amarrarlo a un sillón.
Brandon llama a un conocido para subir el sillón a un vehículo y abandonarlo en un canal de aguas negras en Nextlalpan.
Más tarde, Fátima contacta a un exconvicto para vender el automóvil del sacerdote en Hidalgo por 37 mil pesos.
La familia de Ernesto reporta su desaparición días después, lo que activa una investigación que lleva a los agentes a ubicar a Brandon en el lugar donde ocurrió el homicidio, sitio en el que aún permanecían objetos del sacerdote.
