La Dirección de Seguridad Pública Municipal quedó en entredicho luego de que se revelara que once agentes dieron positivo a cocaína durante el examen toxicológico aplicado a toda la corporación. El escándalo estalló cuando el propio director, Julio César Salas González, confirmó que diez de ellos huyeron antes de enfrentar las consecuencias: renunciaron de inmediato, dejando vacíos sus puestos y poniendo en duda la disciplina interna de la corporación. El antidoping, realizado por órdenes de la Secretaría de la Defensa Nacional, destapó lo que muchos sospechaban: elementos armados patrullaban las calles mientras consumían sustancias prohibidas.

Los resultados se dieron a conocer tras reunir a los agentes en el Gimnasio Manuel Bernardo Aguirre, donde, según fuentes internas, el ambiente se tornó tenso al saberse que uno de los policías decidió impugnar el diagnóstico mientras el resto abandonaba la corporación sin mirar atrás. Con ello, la DSPM confirmó que ninguno de los diez que renunciaron podrá regresar, cerrando de golpe cualquier intento de reinstalación. La situación dejó al descubierto una falla grave en el control interno y avivó críticas sobre los filtros aplicados en la institución.
Mientras tanto, la violencia continúa golpeando a la capital. En lo que va de noviembre ya se contabilizan trece homicidios, una cifra que alimenta la preocupación ciudadana y evidencia que los problemas de seguridad no dan tregua. De acuerdo con el propio director, la zona norte sigue siendo el epicentro delictivo, con asesinatos registrados en viviendas, calles, lotes baldíos e incluso hospitales, un panorama que deja claro que la limpia interna llega tarde frente a la creciente ola criminal que enfrenta la ciudad.
