Una mañana de caos y confusión se vivió en el Cereso 3 de Ciudad Juárez cuando cerca de 200 elementos de la Guardia Nacional, soldados del Noveno Regimiento y policías estatales irrumpieron de manera sorpresiva en el penal, desatando nerviosismo entre los familiares que esperaban para ingresar. Las fuerzas armadas tomaron por completo el control del reclusorio, revisando celda por celda y generando una estampida de quejas entre quienes desconocían el motivo del impresionante despliegue.

En medio del operativo, las autoridades revelaron la verdadera razón del movimiento: la extracción urgente de dos reos vinculados con secuestros y homicidios que habrían sido orquestados desde dentro del penal. Sergio Andrés Pichardo Holguín y Lorenzo Adrián Pérez Esquivel, alias “El Gallo”, ambos ligados a peligrosas pandillas —Mexicles y La Empresa–La Línea— fueron sacados bajo un cerco militar que parecía digno de una película de acción, luego de que las investigaciones los colocaran como piezas clave en violentos crímenes recientes.

La tensión creció cuando los reclusos fueron trasladados bajo un fuerte operativo hasta un penal federal de máxima seguridad en Guanajuato, mientras la Secretaría de Seguridad Pública del Estado mantenía hermetismo absoluto sobre los detalles. El movimiento detonó especulaciones sobre una posible limpieza interna en el penal más conflictivo de la región, avivando temores entre la población ante la sospecha de más reos involucrados en actividades criminales desde prisión.
