La madrugada volvió a convertirse en un territorio sin ley cuando grupos criminales antagónicos desataron un violento enfrentamiento que mantuvo en vilo a toda la comunidad. Aunque no se reportaron muertos ni heridos, las ráfagas de fusiles de alto poder retumbaron durante horas, dejando claro que el control de la zona se les escapa de las manos a las autoridades. Habitantes aterrados reportaron la presencia de convoyes de civiles armados dominando los accesos al poblado.
Las alarmas comenzaron a circular en redes y grupos de mensajería desde poco antes de la medianoche, donde los mensajes describían escenas que parecían sacadas de un territorio de guerra. La tensión obligó a la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guachochi, a ordenar la inmediata suspensión de clases presenciales. Escuelas de nivel básico hicieron lo mismo ante el temor de que la violencia escalara en cualquier momento.

La notificación a trabajadores y estudiantes llegó de madrugada, firmada por la directora Martha Elvia Javalera Díaz, mientras la incertidumbre se extendía entre los padres de familia que debían decidir si arriesgar o no la seguridad de sus hijos. Aunque la Fiscalía General del Estado confirmó que no hubo víctimas, la región amanece nuevamente marcada por el miedo, evidenciando que la violencia sigue imponiendo sus propias reglas.
