En una jornada marcada por el dramatismo y el sigilo judicial, el exgobernador César Duarte amaneció nuevamente tras las rejas luego de que un juez federal le impusiera prisión preventiva tras una audiencia que se extendió por más de doce horas. El procedimiento, realizado en el Centro de Justicia Penal Federal de Almoloya de Juárez, terminó a las dos de la madrugada, dejando al exmandatario frente a un escenario que se complica cada minuto.
La Fiscalía General de la República presentó una acusación que cimbró la sala: más de 70 millones de pesos presuntamente desviados y lavados a través del sistema financiero nacional. Según la FGR, Duarte habría movido los recursos con un esquema sofisticado para ocultar su origen ilícito, lo que llevó al juez a ordenar que permanezca encerrado mientras avanza el proceso. La resolución cayó como una losa sobre el exgobernador, cuya situación legal se agrava aceleradamente.

Ahora, Duarte deberá esperar tras los barrotes del Altiplano hasta la audiencia de vinculación, prevista para el próximo domingo. Ahí se definirá si el exmandatario continúa enfrentando cargos que podrían hundirlo aún más, o si logra sacudirse las acusaciones que lo persiguen desde hace años. El caso, lejos de enfriarse, avanza con un estruendo político y mediático que promete escalar.
