El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, convocó el martes 16 de diciembre a los trabajadores del sector petrolero y gasífero a organizar «una gran protesta mundial» en contra del gobierno de Estados Unidos y en defensa de la «libertad de comercio» tanto de Venezuela como del resto del mundo.
Durante un congreso constituyente transmitido por Venezolana de Televisión, Maduro pidió que esta protesta sea continua y no solo de un día, y la dirigió contra lo que calificó como la «piratería» estadounidense, tras la incautación de un buque petrolero el 10 de diciembre en aguas del Caribe que transportaba crudo venezolano.
Asimismo, instó a los trabajadores petroleros a defender el «derecho a la libertad de comercio» del petróleo venezolano en todas las instancias internacionales y a dialogar con armadores de diferentes puertos para coordinar la protesta frente a lo que consideró un intento de Estados Unidos de imponer su dominio global nuevamente.
Maduro enfatizó que «la defensa de la libertad de comercio y la paz en el Caribe y en Venezuela es también la defensa de la libertad de comercio y la paz mundial».
Este llamado ocurre en un contexto de creciente tensión entre Venezuela y Estados Unidos, derivado del despliegue aeronaval estadounidense en el Caribe, que Donald Trump justifica como parte de operaciones contra el narcotráfico, mientras que Maduro lo ve como un intento de derrocarlo.
El 10 de diciembre, Estados Unidos interceptó el buque Skipper, que navegaba con bandera falsa frente a las costas venezolanas, en una operación conjunta del Departamento de Guerra y la Guardia Costera. La embarcación fue incautada por orden judicial estadounidense por su historial en contrabando de petróleo iraní, aunque en esta ocasión transportaba 1.9 millones de barriles de crudo de la estatal Pdvsa, sin que se precisara su destino.
La Casa Blanca señaló que el Skipper se encuentra bajo «proceso de decomiso» y será llevado a un puerto estadounidense para proceder con la incautación de su carga.
