La tranquilidad se le esfumó a Aarón Mercury al despertar y encontrar su camioneta convertida en blanco de la delincuencia. Vidrios rotos, el interior revuelto y la rabia a flor de piel marcaron el momento en que el influencer confirmó que había sido víctima de un robo, un hecho que no dudó en exhibir de inmediato ante millones de seguidores en redes sociales.
Entre reclamos y evidente enojo, el creador de contenido mostró los daños sufridos y relató cómo los ladrones se llevaron el estéreo y la pantalla del vehículo, dejándolo con pérdidas materiales justo después de haber invertido en reparaciones. El episodio desató una ola de comentarios, pues Mercury aseguró que revisaría cámaras de seguridad para dar con los responsables y no dejar el atraco impune.

Horas más tarde, el influencer encendió aún más la polémica al publicar imágenes del presunto ladrón captado por videovigilancia. Con un discurso directo y sin filtros, prometió identificarlo y evidenciarlo públicamente, convirtiendo el robo en un escándalo digital que rápidamente se viralizó y puso el foco sobre la inseguridad que, aseguró, “ya no perdona ni a figuras públicas”.
