La tragedia en las calles 51 y media y 20 de Noviembre no terminó aquella noche. Mientras la ciudad dormía, se confirmó que el accidente sumó una segunda víctima mortal, convirtiendo un aparente descuido mecánico en un episodio fatal que enluta a dos familias. Lo que inició como una maniobra cotidiana terminó en una escena marcada por el destino y la fatalidad.
La camioneta, que parecía inofensiva mientras era descargada frente a un domicilio, se transformó en una trampa mortal cuando una falla la hizo avanzar sin control cuesta abajo. En segundos, el caos se apoderó del lugar: uno de los ocupantes murió en el sitio y el otro luchó por su vida durante horas, hasta que finalmente perdió la batalla en la madrugada.

Autoridades confirmaron que el desperfecto mecánico fue el origen de la tragedia, un recordatorio brutal de que una falla ignorada puede cobrar vidas. El accidente encendió nuevamente las alertas sobre el riesgo de confiar en vehículos sin revisión adecuada, dejando una lección amarga escrita con pérdidas humanas.
