El caso del homicidio en Riberas del Sacramento dio un giro alarmante tras confirmarse que los presuntos responsables no eran delincuentes comunes, sino personas ligadas a la Guardia Nacional. La revelación encendió la indignación pública: uno de los detenidos fue parte de la corporación y el otro portaba el uniforme al momento del crimen, manchando la imagen de una institución creada para proteger.
Adrián M., de unos 40 años, fue asesinado a balazos en plena colonia Riberas, y aunque el caso parecía otro hecho violento más, la verdad salió a flote horas después con las detenciones. En operativos separados, las autoridades capturaron a los sospechosos, confirmando que ambos tenían formación y antecedentes dentro de una fuerza federal, lo que agravó el impacto del crimen.

Hoy, el homicidio no solo suma una víctima, sino también una herida a la confianza ciudadana. Mientras los detenidos enfrentan la justicia, la pregunta queda en el aire: ¿quién vigila a quienes se supone deben cuidarnos? El seguimiento del caso mantiene bajo la lupa a la Guardia Nacional y a los controles internos de sus elementos.
