La noche se convirtió en pesadilla en la colonia Águilas de Zaragoza, donde la violencia tocó la puerta sin aviso. Sujetos armados llegaron hasta una vivienda, llamaron por su nombre al morador y, en cuestión de segundos, desataron una ráfaga de disparos que rompió el silencio del vecindario. El ataque fue directo, calculado y sin oportunidad de escape.
Dentro de la casa, el miedo se apoderó de todo. Tras escuchar la primera detonación, la familia se refugió mientras las balas seguían tronando afuera. Cuando el estruendo cesó y el peligro parecía haberse ido, la escena fue devastadora: el hombre yacía sin vida, tendido frente a su propio hogar, víctima de una ejecución que dejó a la colonia en shock.

Patrullas, luces rojas y azules, y el acordonamiento de la zona marcaron el cierre de una noche sangrienta. Peritos y agentes investigadores llegaron para levantar evidencias y sumar un homicidio más a una lista que no deja de crecer.
