La ciudad de Nuevo Casas Grandes se ha convertido en un escenario de inseguridad y caos tras la ausencia de la policía municipal. Delitos como robos, asaltos, riñas con arma blanca e incluso agresiones con armas de fuego han aumentado, mientras las calles son ocupadas por un creciente número de indigentes, muchos en estado de ebriedad o bajo los efectos de drogas, quienes deambulan agresivamente por avenidas y plazas públicas.

El problema ha provocado tragedias recientes: hace unas semanas, un hombre falleció por congestión alcohólica en la zona centro, mientras que hace pocas horas otro indigente fue arrollado frente a la plaza principal y la Catedral La Medalla Milagrosa, generando alarma entre los vecinos. Además, bomberos y Protección Civil deben intervenir constantemente en viviendas abandonadas usadas por estas personas, algunas de las cuales se han incendiado accidental o intencionalmente.
A pesar de que la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) se comprometió a asumir la vigilancia tras la disolución de la policía municipal, la problemática sigue fuera de control. Los habitantes denuncian que los indigentes se multiplican, invaden la vía pública y afectan la seguridad, sin que exista autoridad que regule su estadía o prevenga nuevos incidentes, convirtiendo a la ciudad en un lugar cada vez más peligroso.
