La madrugada en Guachochi volvió a teñirse de miedo cuando un supuesto enfrentamiento entre civiles armados y policías estatales terminó con la vida de Marvin Noé Payán Moreno. Lo que inició como un reporte más en las frías calles de la Sierra Tarahumara terminó convirtiéndose en una escena de caos: vehículos abandonados, disparos en plena oscuridad y un joven muerto en circunstancias aún envueltas en contradicciones. Vecinos aseguran haber escuchado una persecución que duró varios minutos, mientras las autoridades insisten en que todo fue “respuesta inmediata ante una agresión”.
Según la versión oficial, los ocupantes de una Suburban abrieron fuego contra los agentes, desatando una persecución que terminó con Marvin Noé baleado dentro de una camioneta Honda. Su acompañante sobrevivió y señaló que había sido obligado a detenerse por los civiles armados antes de que iniciara el tiroteo. Sin embargo, habitantes cuestionan la rapidez con la que se armó el discurso oficial, mientras la Fiscalía recogía un arma “abandonada” en la camioneta fugitiva. Muchos dudan que la víctima haya tenido relación con los hechos violentos.

La muerte de Marvin Noé ha encendido la inconformidad en Guachochi, donde la comunidad exige saber si realmente hubo un ataque o si los disparos provinieron de quienes supuestamente deben protegerlos. El caso ya se encuentra en manos de la Fiscalía, pero mientras los peritos analizan la escena, la indignación crece: la gente teme que este caso termine como tantos otros, sin responsables, sin respuestas y con una familia más llorando un nombre que ahora se repite en todo el municipio.
