La sangrienta tarde que estremeció al Carril Santa Teresa habría tenido un origen aún más oscuro de lo que se pensaba. Todo apunta a que los sicarios montaron una emboscada perfectamente calculada para ejecutar a “El Benito”, un hombre cuya fama ya arrastraba historias de terror. Para lograrlo, los atacantes no dudaron en paralizar la carretera Parral–Jiménez con enormes tráileres robados, creando una trampa mortal que dejó a la región completamente sitiada mientras ellos escapaban sin oposición.

El asesinato fue tan frío como contundente: un tirador solitario se acercó entre la multitud y, sin decir palabra, descargó tres disparos directos en la cabeza de “El Benito”. En segundos, la escena se convirtió en un campo de guerra cuando un segundo hombre, armado con un “cuerno de chivo”, abrió fuego contra los acompañantes del ejecutado, provocando gritos, estampidas y una lista creciente de cadáveres y heridos tirados entre las gradas.

Tras el ataque, los cómplices aseguraron su huida bloqueando los kilómetros 3 y 4 con tráileres cruzados, vehículos abandonados y el pavimento regado de casquillos. Versiones locales aseguran que la ejecución estaría vinculada a la masacre del año pasado en Maturana, en la que cuatro miembros de una familia —incluidos dos niños— fueron asesinados, un hecho por el que muchos responsabilizaban justamente a “El Benito”. La brutal cadena de violencia habría sido, según pobladores, “el ajuste de cuentas que todos sabían que algún día llegaría”.
