La tragedia golpeó la costa de San Diego: cuatro migrantes murieron y cuatro más resultaron heridos tras la volcadura de una panga precaria frente a Imperial Beach, muy cerca de la frontera con México. Entre el caos y la desesperación, un migrante más fue detenido mientras la Guardia Costera aún rastrea posibles sobrevivientes en el agua, en un operativo que parecía sacado de una película de terror.

Testigos relataron escenas desgarradoras: cuerpos flotando, gritos de auxilio y la desesperación de quienes intentaban escapar del mar embravecido en busca de un sueño que terminó en tragedia. Varios de los pasajeros afirmaron ser mexicanos, pero la identidad de todos los involucrados aún es incierta. Los equipos de rescate trabajaron contra reloj para recuperar los cuerpos y atender a los heridos, en medio de la incertidumbre y el miedo que se apoderó de la playa.

Las autoridades advierten que este tipo de cruces marítimos son extremadamente peligrosos, y que la panga, de 27 pies y con dos motores fuera de borda, no estaba equipada para enfrentar el mar abierto. Mientras la Guardia Costera y la Patrulla Fronteriza continúan su búsqueda, la tragedia deja en evidencia los riesgos mortales que enfrentan quienes arriesgan todo para cruzar la frontera por mar.
