El caso del exalcalde de Uruapan, Carlos Manzo, dio un nuevo giro estremecedor: mientras siete de sus propios escoltas ya están tras las rejas, un octavo integrante del círculo más cercano de seguridad permanece prófugo, escapando —hasta ahora— de las autoridades estatales y federales. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla confirmó que la Fiscalía de Michoacán centra la investigación justamente en el grupo que debía proteger al político asesinado el pasado 1 de noviembre.
Los escoltas detenidos, quienes declararon durante horas, fueron presentados ante un juez de control mientras también se indaga la actuación de elementos de la Guardia Nacional que resguardaban al exedil. La sospecha crece, la tensión aumenta y las dudas se multiplican: ¿quién traicionó a Manzo? ¿Desde cuándo se movía algo turbio dentro de su propio equipo de seguridad? El gobernador apuntó que el fugitivo no era un mando, pero sí parte del grupo cuya lealtad hoy está en entredicho.
La madrugada de este sábado, en una audiencia maratónica de más de ocho horas, un juez dictó prisión preventiva oficiosa tanto a Jorge Armando “N”, alias El Licenciado, como a los siete escoltas capturados. Los acusados guardaron un silencio absoluto mientras su defensa trató —sin éxito— de convencer al juez de que las detenciones fueron ilegales. Con una nueva audiencia programada para el 26 de noviembre, el caso se torna cada vez más oscuro, mientras un escolta desaparecido sigue siendo la pieza suelta en este rompecabezas marcado por la traición y la muerte.
