Una ola de pánico recorrió Ojinaga luego de que el Subcentro Centinela (C7-911) recibiera una avalancha de reportes sobre hechos violentos que, según vecinos, “estallaron sin aviso” en zonas suburbanas y rurales. Testigos describieron escenas de caos, vehículos circulando a toda velocidad y familias enteras encerrándose en sus hogares ante el temor de quedar atrapadas en medio de los hechos.
Ante el repunte de incidentes, las Fuerzas Federales y la Guardia Nacional tuvieron que desplegarse de emergencia, patrullando caminos y brechas donde, según habitantes, “ya nadie se atreve a transitar después del atardecer”. El ambiente en la ciudad se ha vuelto tenso, con negocios adelgazando horarios y pobladores advirtiéndose entre ellos sobre supuestos movimientos sospechosos.

Mientras tanto, el llamado a la población es claro: extremar precauciones y evitar salir si no es absolutamente necesario. Las líneas del 9-1-1 se mantienen saturadas, y la sensación de incertidumbre se ha instalado como una sombra sobre Ojinaga, donde todos esperan que las autoridades revelen qué está ocurriendo realmente en los alrededores de la ciudad.
