La carretera Panamericana volvió a convertirse en un verdadero tormento para cientos de viajeros que quedaron atrapados durante horas entre tres retenes consecutivos instalados en el tramo Ciudad Juárez–Ciudad Ahumada. Automovilistas describieron la zona como un “embudo interminable”, donde las filas no avanzaban y la desesperación subía mientras presuntos agentes detenían vehículo tras vehículo sin mostrar identificación alguna. El punto más alarmante: el retén del kilómetro 301, donde numerosos testimonios aseguran que solo “pagando” se permite continuar el viaje.
Lejos de ser un operativo claro y coordinado, la presencia de los tres retenes —en los kilómetros 21, 301 y 310— generó más dudas que seguridad. Entre Guardia Nacional, Sedena y supuestos elementos de la Fiscalía, los conductores narran confusión, trato irregular y revisiones que parecen no tener fin. Para muchos, no se trata ya de una medida preventiva, sino de un auténtico calvario carretero que afecta rutas comerciales, traslados urgentes y la tranquilidad de quienes deben usar diariamente este tramo.

El hartazgo crece entre los usuarios que, semana tras semana, denuncian largas filas, demoras de hasta tres horas y la sospecha creciente de que algunos puntos operan sin control real de la autoridad. Viajeros y transportistas exigen una revisión inmediata de estos retenes que, lejos de brindar seguridad, han sembrado molestia, miedo y desconfianza en uno de los corredores viales más transitados del norte del país.
