Donald Trump confirmó el domingo 30 de noviembre que sostuvo una reciente conversación telefónica con el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien lo ha acusado de usar la lucha contra las drogas como pretexto para desplegar importantes recursos militares en el Caribe con la intención de derrocarlo.
Washington ha señalado que Maduro estaría al frente de un supuesto cártel de drogas, lo que llevó a Estados Unidos a enviar unidades de seguridad, incluyendo el portaaviones más grande del mundo, elevando las tensiones con Caracas.
Sobre la llamada, Trump comentó: «No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica».
El sábado 29 de noviembre, Trump endureció sus advertencias hacia Venezuela, señalando que su espacio aéreo debería considerarse «cerrado». Aunque no ha anunciado un uso directo de la fuerza, afirmó que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano «por tierra» comenzarán «muy pronto».

Markwayne Mullin, senador republicano y miembro del Comité de las Fuerzas Armadas, indicó a CNN que Maduro recibió la opción de abandonar el país hacia Rusia u otro destino, pero aclaró que Trump “ha dejado muy claro que no vamos a enviar tropas a Venezuela, solo buscamos proteger nuestras costas”.
La tensión entre ambos países se intensificó desde la semana pasada, cuando Trump mencionó posibles medidas contra las redes de narcotráfico venezolanas y señaló que los envíos de droga por mar ya han disminuido, advirtiendo que pronto se actuaría también por tierra.
La FAA emitió alertas a las aerolíneas sobre la seguridad del espacio aéreo venezolano debido al aumento de la actividad militar. Algunas compañías, como Iberia, Avianca y TAP, suspendieron vuelos hacia Venezuela.
Actualmente, Estados Unidos mantiene en la región al portaaviones USS Gerald Ford y a una flotilla de destructores de la Marina como parte de la Operación Lanza del Sur, destinada a frenar el presunto tráfico de drogas hacia territorio estadounidense.
