Los bloqueos en los cruces internacionales de Ciudad Juárez cumplieron ya 24 horas y el caos no da tregua. Agricultores enfurecidos mantienen sitiada la frontera bajo la advertencia de que “el campo mexicano está bajo ataque”, mientras miles de toneladas de mercancía permanecen paralizadas. Los manifestantes aseguran que no se moverán “ni un centímetro” hasta que el Gobierno dé marcha atrás a la nueva Ley General de Aguas, a la que acusan de ser un golpe directo a su supervivencia.

Con pancartas, maquinaria y caravanas que atravesaron los accesos, los productores denunciaron que el Gobierno federal intenta convertirlos en delincuentes al imponer una reforma que, según ellos, centraliza el control del agua, elimina la seguridad jurídica sobre sus concesiones y crea “delitos hídricos” que podrían llevarlos a la cárcel por trabajar sus propios terrenos. Entre gritos, aseguraron que la supuesta libre manifestación del Gobierno solo existe en el discurso, pues afirman haber sido intimidados y vigilados para frenar su protesta.

Los agricultores advirtieron que la reforma no solo afectará su producción, sino que desplomará el valor de las tierras y les arrancará la posibilidad de heredar el fruto de su trabajo. Aseguran que la ley fue aprobada “a escondidas, en un madruguete legislativo”, y que la única forma de obligar a las autoridades a escucharlos es estrangular por completo la frontera. Entre el bloqueo, el enojo y el cansancio, prometen que este es solo el inicio de un paro nacional que podría paralizar al país entero.
