La mañana del 10 de diciembre de 2025, un escalofriante hallazgo heló la sangre de los transeúntes en el centro de la ciudad: un hombre yacía inmóvil en el cruce de Avenida Ferrocarril y Calle 9a, víctima de un frío implacable que se lo había llevado sin previo aviso. Los testigos que pasaban por el lugar afirmaron sentir un estremecimiento que parecía atravesar hasta los huesos, al ver al sujeto con su cuerpo rígido y la mirada ausente, como congelado en el tiempo. La escena parecía sacada de una película de terror urbano.
Al llegar al sitio, los oficiales de Seguridad Pública confirmaron la peor sospecha: no respondía a comandos verbales y presentaba rigidez total. Los paramédicos de la Cruz Roja realizaron la valoración correspondiente y determinaron que el hombre ya no contaba con signos vitales. La primera hipótesis apuntaba a la brutal fuerza del invierno; la hipotermia había cobrado otra víctima en pleno corazón de la ciudad. Los vecinos comentaban entre susurros que nunca habían visto un frío tan cruel que arrebatará la vida tan silenciosamente.

Mientras Servicios Periciales y Homicidios procesaban la escena, la zona quedó envuelta en un aire de miedo y misterio. Algunos especulan sobre el descuido o la soledad extrema de la víctima, otros sobre el efecto del invierno más severo que se recuerda en años. Lo cierto es que la Avenida Ferrocarril quedó marcada por la tragedia, recordándole a todos que, cuando el frío ataca, nadie está realmente a salvo.
