Un enorme escándalo sacude al Senado de la República luego de revelarse que el morenista Adán Augusto López Hernández controla, a su antojo, un fondo multimillonario de 1,894 millones de pesos al año, recursos que maneja sin supervisión real y con absoluta discrecionalidad. Como presidente de la Junta de Coordinación Política, el senador decide en silencio el destino de ese dinero para obras, viajes, subsidios y “apoyos” internos que nadie puede fiscalizar públicamente.
Las cifras son alarmantes: mientras el Senado presume un presupuesto de 5,103 millones de pesos, más de 300 millones van directo a Morena cada año para sus grupos parlamentarios, lo que abre la puerta a sobresueldos, privilegios y gastos imposibles de justificar. Aún más inquietante resulta la partida de “Otros Servicios Generales”, donde se esconden 866 millones en subvenciones que no están identificadas, uno de los rubros más opacos de toda la administración legislativa.
En total, López Hernández concentra el control de 1,894 millones de pesos, manejados en completo hermetismo. Estas prácticas han encendido alertas dentro y fuera del Congreso, pues colocan bajo su poder un presupuesto gigantesco sin transparencia ni mecanismos estrictos de rendición de cuentas, alimentando sospechas sobre el verdadero destino del dinero público.
