A partir de julio de 2026, ir al banco con grandes cantidades de efectivo dejará de ser un trámite discreto y pasará a estar bajo la lupa. Los usuarios que intenten depositar o retirar 140 mil pesos o más en ventanilla deberán identificarse de manera obligatoria, una medida que ha encendido alertas entre quienes acostumbran manejar efectivo y que busca frenar operaciones sospechosas dentro del sistema financiero.

La Asociación de Bancos de México confirmó que la exigencia de credencial oficial —como INE o pasaporte— será solo el primer filtro, ya que algunas instituciones podrían solicitar incluso datos biométricos, como huellas digitales o reconocimiento facial. Aunque las autoridades aseguran que la medida no afectará a la mayoría de los clientes, el mensaje es claro: las transacciones grandes ya no pasarán desapercibidas y cada movimiento quedará plenamente identificado.
Este endurecimiento del control bancario se suma a otros cambios que vienen en camino, como el aumento en la retención del ISR sobre los intereses de ahorro y nuevas reglas para transferencias internacionales y remesas en efectivo. El objetivo oficial es combatir el lavado de dinero, pero para muchos usuarios el panorama pinta a una vigilancia financiera cada vez más estricta, donde el efectivo pierde terreno frente al escrutinio total.
