El terror volvió a apoderarse de Guachochi, donde los ecos de las balas rompieron el silencio de la madrugada. Una familia quedó atrapada en medio del fuego cruzado: un niño de apenas dos años resultó herido, mientras su padre —un maestro respetado en la comunidad— perdió la vida en el brutal enfrentamiento entre grupos criminales.

Aunque las autoridades aseguran que tanto el menor como su madre se encuentran fuera de peligro, la población vive entre el miedo y la incertidumbre. Los enfrentamientos no cesan; los habitantes reportan nuevas balaceras a plena luz del día, con ráfagas que resuenan en los barrios donde, hasta hace poco, reinaba la calma.
En total, siete personas fueron ejecutadas durante el fin de semana, en lo que los vecinos describen como una “guerra sin fin” entre cárteles rivales. A pesar del despliegue de fuerzas estatales y federales, Guachochi sigue sitiado por la violencia, y los pobladores claman por auxilio ante una ola de terror que parece no tener descanso.
