El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, continúa sacudiendo a Michoacán y al país entero. A pesar de contar con protección federal y municipal, el edil fue acribillado a plena luz del día durante las celebraciones del Día de Muertos, un crimen que exhibe, una vez más, la fragilidad de las estrategias de seguridad frente al poder del crimen organizado.
Fuentes oficiales confirmaron que el alcalde tenía asignados 14 elementos de la Guardia Nacional y dos vehículos oficiales, pero ni siquiera esa vigilancia impidió que los atacantes actuaran con precisión mortal. La investigación avanza y, según reveló el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, el arma utilizada en el ataque ha sido relacionada con al menos dos enfrentamientos previos entre grupos criminales en la región. Dos personas fueron detenidas tras el atentado, mientras que uno de los agresores murió en el lugar.

La indignación crece en Michoacán. Durante el funeral de Manzo, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla fue recibido entre gritos y abucheos, obligado a abandonar el recinto en medio del enojo de los asistentes. En tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó una reunión de emergencia con el Gabinete de Seguridad en Palacio Nacional, donde se anunció un reforzamiento inmediato de las operaciones en Uruapan. “Este crimen no quedará impune”, aseguró García Harfuch, mientras el país entero exige justicia y respuestas.
