Japón amaneció con lágrimas de orgullo y gritos de júbilo. El país entero se detuvo para ver cómo Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto, dos hijos de la tierra del sol naciente, escribían una página dorada en la historia del béisbol. Los Dodgers de Los Ángeles conquistaron la Serie Mundial 2025 en un cardiaco juego siete, venciendo 5-4 a los Azulejos de Toronto en 11 entradas, en una remontada que parecía imposible. Desde Tokio hasta Oshu, el eco fue unánime: “¡Ohtani lo hizo otra vez!”.
El héroe japonés lanzó, bateó y encendió corazones, mientras Yamamoto se consagró MVP de la Serie Mundial tras sellar la victoria con una actuación magistral. En las calles de Tokio, fanáticos vestidos con el número 17 de Ohtani salieron a celebrar como si se tratara de un campeonato nacional. En los bares, los gritos ahogaron el sonido de los comentaristas; los taxistas se orillaron para ver el último out; y las redes sociales colapsaron con millones de mensajes de orgullo nacional. “Hoy, ser japonés se siente más grande que nunca”, declaró entre lágrimas un fanático en el barrio de Shibuya.
En la ciudad natal de Ohtani, Oshu, los templos repicaron campanas y las escuelas suspendieron clases para ver la repetición del juego. El alcalde, Jun Kuranari, aseguró que “Japón no solo ganó un campeonato, ganó el respeto del mundo”. Mientras tanto, Yamamoto, imperturbable, dedicó el triunfo “a todos los niños japoneses que sueñan con lanzar en las Grandes Ligas”. En el firmamento deportivo, las estrellas de Ohtani y Yamamoto brillan juntas, recordándole al planeta que el béisbol, como el honor japonés, no conoce fronteras.
