La voz del alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla Mendoza, retumbó como un reclamo al poder federal tras el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez. “Vivimos en un estado fallido”, sentenció, al lamentar la muerte de quien calificó como “un mexicano ejemplar”, asesinado por atreverse a denunciar la presencia del crimen organizado. Bonilla no se guardó nada: señaló directamente la indiferencia del Gobierno Federal ante la ola de violencia que consume al país.
Con tono enérgico, el edil criticó la política de “abrazos y no balazos”, asegurando que esa estrategia “hoy está costando vidas”. Dijo que la cobardía y la simulación de las autoridades federales han convertido a México en tierra de nadie. “Hoy fue Carlos Manzo, mañana puede ser tu hijo, tu hermano o tu madre”, advirtió Bonilla, mientras exigía al Gobierno romper el silencio y actuar de una vez por todas contra la delincuencia que, aseguró, “ya gobierna regiones enteras del país”.

El alcalde lanzó una advertencia directa y contundente: “Cada vez somos menos México y más Venezuela”. Con esas palabras, cerró un mensaje cargado de frustración y enojo, reflejo del hartazgo ciudadano ante la impunidad. Bonilla insistió en que callar por miedo solo fortalece a los criminales, y que el país necesita líderes que hablen con la verdad, aunque eso les cueste la vida.
