Un tornado de brutal intensidad redujo a escombros gran parte de la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, en Paraná, Brasil, dejando una escena de devastación pocas veces vista: al menos seis personas murieron, más de 750 resultaron heridas y prácticamente toda la localidad quedó severamente dañada. El fenómeno, que irrumpió la tarde del viernes con vientos que alcanzaron hasta 250 km/h, arrasó viviendas, comercios y calles en cuestión de minutos, dejando a miles de pobladores en estado de shock.

Los sobrevivientes describieron momentos de terror absoluto mientras la tormenta avanzaba sin piedad, lanzando techos, vehículos y estructuras completas por los aires. Entre los escombros aún se busca a una persona desaparecida, mientras brigadas de rescate trabajan contrarreloj en medio de un escenario que autoridades calificaron como “desgarrador” y “propio de una zona de guerra”. El Gobierno de Paraná declaró de inmediato el estado de calamidad pública y habilitó refugios para centenares de damnificados que lo perdieron todo.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva envió equipos especializados para coordinar acciones urgentes de auxilio, reconstrucción y atención humanitaria. En tanto, el Instituto Nacional de Meteorología mantiene alertas por tormentas severas en el sur del país, mientras otras regiones, como São Paulo y Río de Janeiro, advierten sobre el riesgo de nuevos vientos violentos y posibles lluvias torrenciales derivadas del ciclón extratropical que continúa afectando la zona.
