El brutal ataque en el Hipódromo Santa Teresa volvió a encender las alarmas en Parral, luego de que siete personas fueran ejecutadas en un estallido de violencia que, según autoridades estatales, fue nada menos que un “ajuste de cuentas” entre grupos criminales que se disputan la región. El secretario de Seguridad Pública del Estado, Gilberto Loya Chávez, confirmó que la masacre estaría ligada a otro crimen reciente que sacudió a la comunidad: el asesinato de la dueña de un carril de carreras, su pareja —un cantante— y un menor de edad.

Aunque las balas resonaron como si se tratara de una guerra abierta, Loya aseguró que Parral vivía un “año tranquilo”, presumiendo que apenas cuatro homicidios habían empañado la región antes de esta escalada. Sin embargo, el ataque en el hipódromo derrumbó cualquier sensación de calma y dejó en evidencia el poderío con el que operan los grupos delictivos. La escena del crimen obligó a una respuesta inmediata del Estado, que tuvo que movilizar fuerzas en coordinación con instancias federales para intentar contener el caos.

De manera urgente, autoridades desplegaron un operativo especial por toda la región, intentando recuperar el control tras la masacre que paralizó a los habitantes. Loya Chávez aseguró que el Gobierno enviará un “mensaje contundente” a los responsables, prometiendo que este tipo de actos no serán tolerados. Mientras tanto, la población permanece en alerta, consciente de que la disputa criminal podría no haber terminado.
